Datos del Libro:
Autor: Carlos Moreno.
Ilustraciones: Carlos Moreno.
Editorial: Fundación Tecnológica y Humanismo.
Año: 2005.
Ejemplar de la Biblioteca D. F. Sarmiento de Cañuelas
Reseña:
INTRODUCCIÓN (fragmentos)
(…) Las formas de guardar objetos tienen una gran diversidad de escalas desde la mano cerrada o ahuecada tratando de contener alguna cosa pequeña, pasando por los envases transportables o fijos hasta los almacenes donde se agrupan los envases o se depositan fundamentalmente los alimentos, y fueron componentes clave en la supervivencia de las sociedades. Los bienes se producen u obtienen en un tiempo determinado, en que posiblemente no sean necesarios, quedando una parte para ser consumida en otras épocas, de allí la necesidad de su almacenaje y conservación. Un lugar adecuado para el almacenamiento debe combinar varios factores físicos y humanos. Los lugares donde se almacenan bienes son contenedores que pueden ser grandes o chicos, según la escala de la comunidad que los conservar. Suelen estar divididos en células pequeñas lo cual facilitaba la conservación y el control, asegurando que los siniestros fuesen acotados. Eso tiene ventajas constructivas, los grandes pesos a almacenar, se pueden resolver con estructuras pequeñas. Otra condición de su forma es el sistema de carga y descarga entre los medios de transporte y el lugar de almacenamiento y el desplazamiento interior. La incorporación de nuevas formas de energía, como el vapor para mover las máquinas, también posibilitó el cambio en los tipos de depósito. Entre los factores de deterioro están la humedad ascendente y las aguas de lluvia. Otro factor de deterioro son los roedores y otros pequeños animales que al no ser controlados pueden destruir el material almacenado. La dimensión de los depósitos son consecuencia del volumen de los bienes almacenados y la sociedad que los administra. (…)
Los jesuitas habían puesto en funcionamiento un sistema regional de comercio, basado en el Río Paraná - Río de la Plata. El desembarco de las mercaderías se hacía en el puerto de las Conchas (Tigre) en aguas tranquilas y desde allí se traían las mercaderías en carretas hasta la Procuraduría de las Misiones (Manzana de las Luces). También se construyeron almacenes para la aduana (antigua casa de Basavilbaso 1788), en sus cercanías el empresario Carlos M Huergo construyó un importante depósito de varios pisos. El sistema constructivo fue desarrollado por el ingeniero norteamericano Eduardo Taylor, quien años después construyó la Aduana Nueva y el edificio de las Rentas Nacionales. En pocos años con la incorporación de nuevos materiales como las columnas y elementos para vigas de fundición, las chapas onduladas o las tejas francesas se alivianan y simplifican las formas de los depósitos permitiendo mayor iluminación y menor costo de construcción. También se modificó el sistema de cargas y transporte, con las máquinas a vapor y el sistema de rieles y vagonetas. LA DIMENSIÓN DE LOS DEPÓSITOS PORTEÑOS ERAN UNA EXPRESIÓN DE LA FUERZA ECONÓMICA de Buenos Aires que a mediados del siglo, con el Estado de Buenos Aires manejaba más de la mitad de la riqueza nacional. El control de los recursos de la Aduana fue el motivo de cruentas luchas entre el puerto y las provincias interiores.
CARLOS MORENO
