Datos del Libro:
Autor: Nicolás Cornador.
Editorial: Alción.
Año: 2019.
Ilustración de tapa: Mariela Salé.
Prólogo: Juan Manuel Rizzi.
Ejemplar de la Biblioteca D. F. Sarmiento de Cañuelas.
Reseña:
POESÍA Y PAUSA O LA VIDA DEL PARÉNTESIS
Recuerdo uno de los trabajos de Nicolás en el taller –conmigo y Dios sabe con quién más- siguiendo las cacofonías, los solecismos y toda la mala gramática con la que Girondo hizo poesía En la masmédula, cuando nos sorprendimos de lo bien que había captado que el poema no está en sus elementos, ni en su contenido, ni siquiera en las palabras, sino, tal vez, en lo que queda al sacar todo eso (y la idea es de un español, León Felipe), como el que se aferra a una tabla que solo puede surgir de la pura emoción, del “negro estómago” de la nada.
Más allá de las fugas hacia el aire o el sol, de la ternura y el sufrimiento, de la figura arcaica de la amada que asoma y se desvanece, Cornador sabe que la poesía es sostén vital, “bullicio infame”, pero también “algarabía”. Crecimiento del “no todavía”. Que la poesía, como el amor, encuentra su medida en lo desmedido.
La vida, claro:
“Así es la vida,
que me pasa
salvando las distancias
entre el amor
y el infinito”.
Las pausas interminables. Por eso “el día se deshace por toda la vida”. La vida, que se puede aceptar como paréntesis –aludimos al título de Benedetti- si es que no hay nada fuera de él. La vida infinitamente pausada de (en) la poesía: lo máximo aprovechable. Así, no hay tiempo para la contradicción del razonamiento, solo son síntomas: angustiarse, crecer, saltar, volar, temer, amar, desprender. La poesía cobija inclusive los imposibles y el “salgamos”. ¿Qué podemos decir del poeta en esta situación?
Resulta ya vano tratar de hurgar en alguna circunstancia de índole personal, mucho más en una poesía peligrosamente cercana a lo confesional como esta. Cuando el poeta dice “voy a ser sincero”, es cuando más deberíamos dudar. Porque ya está en otro lado. Plantó su semilla, árbol del lenguaje, “flor de la vida”, a la espera de que nosotros reposemos a la sombra, pero nuestra sombra.